3/9 Tres días a Ordesa

GR-11
Jueves día tres; las rodillas no quieren obedecerme, y a cada paso protestan airadamente, las duras bajadas de Carriata el martes, de punta Acuta ayer, también el estar falto de entrene, y, sobrado de kilos me ha pasado factura, así que, cambio de planes y hoy ruta suave y sin desniveles.
Entro con el coche por la pista del valle de Bujaruelo hasta el puente de Santa Elena, y comienzo a caminar hacia el fondo del valle por el GR-11; esta senda transcurre todo el tiempo en el interior de un tupido bosque por la margen izquierda del río Ara a pocos metros de su cauce. En poco más de una hora llego a una zona donde el valle se abre y el espacio llano lo han aprovechado para instalar el refugio y el camping de Bujaruelo.
En este punto estratégico, también encontraremos puestos de defensa, construidos durante la guerra civil, los restos del hospital de peregrinos y de la ermita de San Nicolás, y un magnifico puente románico en perfecto estado, utilizado desde hace siglos por peregrinos, ganaderos, y contrabandistas para cruzar a Francia por el puerto del mismo nombre.
Sin cruzar el puente sigo mi camino hacia el interior del valle hasta que veo frente a mí la entrada al valle de Otal, aquí cruzo el río por el puente de Oncins y comienzo el retorno por la pista que me llevará hasta el coche. Hago una parada cervecera en el refugio, algunas fotos en el puente, y sobre las doce y media, cuando empiezan a caer las primeras gotas, ya estoy en el coche.



La tormenta ha sido suave, así que tras comer estupendamente en un restaurante de Torla me desplazo hasta Broto, a ver si encuentro algún compañero para realizar la Ferrata del Sorrosal (solo, me da un poco de respeto realizar estas actividades). La suerte está de mi lado, y enseguida veo dos chicos equipados con arnés y disipador caminando dirección a la cascada, me uno a ellos y juntos realizamos todo el recorrido. Es una via sin complicaciones, pero variada y entretenida; primero, un tramo de grapas y cadenas, después unas largas escaleras, que nos introducen en un oscuro túnel con sorpresa, pues por su interior transcurre una acequia de riego, hay que hacer equilibrios para no mojarse los pies(yo no hice el cursillo de equilibrista, así que os podéis imaginar el resultado). La salida del túnel está justo encima de la cascada, en un tramo de barranco que solo es posible ver desde la ferrata o haciendo barranquismo; en este tramo hay un pequeño puente nepalí, grapas y peldaños de distintos tamaños, pero sin ninguna dificultad. En cuanto salimos del barranco, la via continúa hacia la derecha, en varios tramos, unos horizontales, otros verticales, que, aún siendo menos espectaculares que los del barranco, tienen excelentes vistas sobre Broto, y en algún punto, incluso se ve la cascada desde arriba. 

Finalizada la actividad, volvemos a Broto, y lo celebramos con una birra; después callejeo un rato por el pueblo y regreso al camping donde me preparo para cenar y pasar la noche. Así termino mi estancia en Ordesa, mañana cambio de zona, para realizar otras actividades.

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