GR-11 |
En
este punto estratégico, también encontraremos puestos de defensa,
construidos durante la guerra civil, los restos del hospital de
peregrinos y de la ermita de San Nicolás, y un magnifico puente
románico en perfecto estado, utilizado desde hace siglos por peregrinos, ganaderos, y
contrabandistas para cruzar a Francia por el puerto del mismo nombre.
La tormenta ha sido suave, así que tras comer estupendamente en un restaurante de Torla me desplazo hasta Broto, a ver si encuentro algún compañero para realizar la Ferrata del Sorrosal (solo, me da un poco de respeto realizar estas actividades). La suerte está de mi lado, y enseguida veo dos chicos equipados con arnés y disipador caminando dirección a la cascada, me uno a ellos y juntos realizamos todo el recorrido. Es una via sin complicaciones, pero variada y entretenida; primero, un tramo de grapas y cadenas, después unas largas escaleras, que nos introducen en un oscuro túnel con sorpresa, pues por su interior transcurre una acequia de riego, hay que hacer equilibrios para no mojarse los pies(yo no hice el cursillo de equilibrista, así que os podéis imaginar el resultado). La salida del túnel está justo encima de la cascada, en un tramo de barranco que solo es posible ver desde la ferrata o haciendo barranquismo; en este tramo hay un pequeño puente nepalí, grapas y peldaños de distintos tamaños, pero sin ninguna dificultad. En cuanto salimos del barranco, la via continúa hacia la derecha, en varios tramos, unos horizontales, otros verticales, que, aún siendo menos espectaculares que los del barranco, tienen excelentes vistas sobre Broto, y en algún punto, incluso se ve la cascada desde arriba.
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